En diferentes artículos encontrareis las parábolas sobre los trabajos de los dieciséis apóstoles u olodus de Orunmila, tanto en el cielo como al bajar a la tierra. Publicaremos los artículos, siguiendo el orden de los odus de Ifa, empezando por Eyiogbe y acabando por Ofun. Siguiendo ese orden continuamos con los trabajos de Iroso Meyi. Dada la extensión de los trabajos de los olodus, los publicaremos en varios artículos.
Continuamos con el tercer y último artículo que cuenta los trabajos del apóstol Iroso Meyi en la tierra.
El hizo adivinación para Airowosebo y la reina madre del trono de Benin
Airowosebo era tan pobre que no podía hacer el sacrificio prescrito para él con el fin de que prosperara en la vida. Airowosebo en su momento hizo adivinación para la esposa del Oba de Airowosebo cuando ella se encontraba ansiosa por tener un hijo. En ese momento, la mujer había comenzado a tener la menstruación. Tan pronto como la mujer penetró en casa de Airowosebo el le dijo que ella estaba teniendo un periodo menstrual y que si hacia sacrificio quedaría embarazada al siguiente mes para tener un varón quien ascendería al trono de Benin. Se le dijo que hiciera sacrificio con un macho cabrio, un gallo, un pato, una gallina y 17 cauris. Ella hizo el sacrificio enseguida. Fiel a la predicción de Airowosebo la mujer quedó embarazada poco después y tuvo un varón al cual se le estaba preparando para que se convirtiera en el siguiente Oba de Benin. Cuando el padre se unió a sus antepasados, el príncipe se convirtió en el Oba de Benin.
Durante todos estos años, Airowosebo aun no había podido ahorrar el suficiente dinero para hacer el sacrificio que se interponía entre su persona y la prosperidad.
Un día Airowosebo pasaba frente al palacio del Oba en Benin cuando la reina madre lo vio en la distancia. Ella corrió a su lado y lo saludo reverentemente poniéndose de rodillas, siendo un hecho muy inusual en la ciudad de Benin el ver a la madre del Oba saludar de rodillas a alguien. Cuando el Oba vio a su madre saludar de rodillas a un individuo con aspecto de miserable, los mando a buscar a ella y a él. El Oba se quejó ante su madre por ofrecer respeto indigno de la realeza a un plebeyo que a todas luces era un indigente. Sin embargo, la madre le explico que lejos de ser un indigente este era en realidad el hombre que había hecho posible que ella lo hubiera tenido a él cuando su difunto padre no había podido procrear un varón.
Entonces el Oba se volvió hacia Airowosebo y le preguntó porqué el era incapaz de ayudarse a si mismo, si verdaderamente tenia el poder de ayudar a otros a prosperar en la vida. Este le explicó que el era miserable porque no había podido costear el sacrificio que le fuera prescrito décadas atrás por el sacerdote. Se le preguntó que cual era el sacrificio y respondió que se trataba de una rata y de carne de un cerdo. El Oba le pregunto si en realidad creía que haciendo sacrifico con estos dos animales resolvería verdaderamente sus problemas y el le aseguró que así sería.
Bajo pena de muerte, el Oba decidió ayudarlo con la condición de que tenía que volver próspero después de realizar el sacrificio. Entonces se le brindó un alojamiento especial en la casa de huéspedes reales en la ciudad de Benin. A continuación el Oba ordenó buscar 200 ratas y un cerdo del monte, los cuales estuvieron disponibles antes de la puesta del sol del mismo día. Lógicamente, la palabra del monarca de Benin era ley en ese entonces. En aquel tiempo no había cerdos domésticos en el imperio de Benin por lo que un cerdo salvaje tenia que ser obtenido en el bosque. Airowosebo tomó solo una de las ratas y le adicionó nuez de kola para servir a su fallecido padre. En el patio trasero de la casa de huéspedes reales había un árbol de la vida (akoko). Amarró al árbol el cerdo que iba a ser sacrificado el día siguiente. Esa noche llovió mucho y el cerdo excavó la tierra alrededor del árbol y como resultado puso al descubierto ollas que tenían un tesoro que aparentemente había sido enterrado allí por un rey ya fallecido. Después de haber excavado las ollas con el tesoro, el cerdo corto la soga con la que estaba amarrado y huyó al bosque.
A la mañana siguiente Airowosebo vino a inspeccionar el cerdo y descubrió que había escapado dejando atrás las ollas del tesoro que había desenterrado. Las ollas contenían gran cantidad de dinero, cuentas, telas, etc. Airowosebo llevó todos los tesoros a su casa. Entonces utilizó algunas de las cuentas para hacerse con ellas un vestido, calzado, gorro y un collar. Vendió una parte del resto y utilizó el producto para comprarse un caballo. Cuatro días después del sacrificio, Airowosebo se puso su vestido nuevo de cuentas y cabalgó en su caballo para demostrarle al Oba que su sacrificio se había manifestado. Al verlo el Oba lo felicitó y lo proclamó un eficiente sacerdote de Ifa. A continuación se le designó adivinador real y a partir de entonces vivió de forma opulenta e influyente en el reinado de Benin.
Como Iroso meyi se hizo popular dentro de la realeza
Su asociación con el rey de Benin lo hizo popular en todos los pueblos y aldeas del reino. En una ocasión encontrándose en recorrido de adivinación conoció a un sacerdote de Ifa quien hizo adivinación para Iroso meyi. Se le dijo que hiciera sacrificio con 7 ratas, 7 pescados, 7 gallos, 7 gallinas, un macho cabrio, un cerdo, un chivo y 3 perros. El realizó el sacrificio adicionándole $5.00.
Después del sacrificio todos los Obas de cerca y de lejos comenzaron a enviarle regalos por los servicios que el les había prestado. Entre los regalos recibidos se encontraban: esclavos, vacas, chivos, dinero, etc. Fue así como su popularidad se hizo infinita.
El hizo adivinación para el Olowu de Owu.
El fue a hacer adivinación para el Olowu de Owu. Le aconsejó a Olowu que hiciera sacrificio a fin de obtener poder e influencia. Se le dijo que hiciera dos sacrificios: uno con un carnero y el otro con carne de vaca, un chivo, un cerdo, un perro, una tortuga, un pato y un conejo, a fin de evitar tener problemas causados por una mujer amarilla. El hizo el primer sacrificio pero se negó a realizar el segundo aunque también hizo sacrificio con la carne de vaca.
Mientras tanto las fuerzas armadas de Oyo habían lanzado un ataque sobre Owu, acontecimiento este que era un suceso habitual en ese entonces en las relaciones entre los dos reinos. Las fuerzas atacantes de Oyo fueron rodeadas por el ejercito de Owu y hechas prisioneras. Entonces, el rey de Oyo fue por adivinación y se le dijo que hiciera el tipo de sacrificio que el Olowu se negaba a realizar, que incluyera 201 huevos, 45 conejos y 41 güiros de aceite. El rey de Oyo rápidamente hizo sacrificio.
Había una mujer amarilla en el pueblo de Owu que era tan poderosa que sus deseos eran ley, pero que había reñido con el Olowu de Owu. La mujer quien se había sentido despreciada, rápidamente decidió hacer que el Olowu comprendiera cuan alto era el precio de ofenderla. Ella preparó una mezcla de vino y madera roja y lo tiró dentro de la casa de poder del Olowu de Owu mientras este dormía. La mujer era de hecho una bruja y solo podía realizar esta operación psíquicamente. En este punto, las tropas de Oyo atacaron a Owu y en el proceso machacaron a todo el ejercito de Owu y apresaron al Olowu vivo. Cuando el Olowu fue llevado como prisionero de guerra ante el rey de Oyo, este accedió a dejarlo regresar a su casa en sus posesiones. El Olowu quien era un rey muy orgulloso, respondió que el no tenia casa a donde regresar. Entonces pronunció un encantamiento de autoinmolación y murió al momento. La mujer amarilla igualmente apresada fue utilizada para hacer sacrificio a los antepasados.
El hizo adivinación para la vendedora de eko y akara de Odere
En el pueblo de Odere había dos mujeres: una preparaba eko para venderlo mientras que la otra preparaba akara (panes de frijol) también para venderlos. Cuando el negocio comenzó a declinar, ambas decidieron acercarse a Iroso meyi en busca de adivinación. Por ese entonces Iroso meyi tenia tres sacerdotes de Ifa que vivían con el y ellos fueron los que hicieron adivinación para las dos mujeres en la casa de Iroso meyi.
Después de la adivinación los tres sacerdotes de Ifa les dijeron a las mujeres que el negocio prosperaría si ellas hacían sacrificio. A la que preparaba eko se le dijo que hiciera sacrificio con una gallina, dos palomas y un caracol, mientras que a la que preparaba akara se le dijo que lo hiciera con un gallo, dos palomas y un caracol. Ellas hicieron los sacrificios.
Después de esto su negocio se hizo muy prospero, ambos artículos se convirtieron en comida complementaria y desde entonces es raro que la gente ingiera eko sin akara. Alakara era una mujer de piel clara mientras que Eleko era muy pálida de color (casi blanca).
Si se indica peligro en la adivinación para una persona, el sacrificio se hace con un gallo carmelita o rojo, una tela roja que la persona ya tenga en la casa y pimienta. Las llamas del fuego extinguidas con agua se apalean para lavar la cara de la persona con el fin de evitar una catástrofe que pudiera hacerla llorar.
Si sale de manera normal se le deberá decir que una mujer de piel clara vendrá en su dirección, que con ella eventualmente se casara y que el primer hijo que nacerá será varón. No obstante, se le deberá aconsejar que haga sacrificio con un chivo.
Si por otro lado le sale este odu a una persona ansiosa de tener un hijo, se deberá ofrecer una oveja a Ifa y la persona con seguridad comenzara a tener hijos.
Ifaalaaye toma la corona de Odere.
En este momento de su vida ya Iroso meyi se había convertido en una persona próspera y su popularidad había crecido por todas partes. Tenía a varios otros sacerdotes de Ifa subordinados.
Una mañana, Ifaalaaye vino en busca de adivinación. El awo hizo adivinación para el y le dijo que hiciera sacrificio rápidamente debido a una competencia que se encontraba próxima. Le aconsejó que hiciera sacrificio con siete garrotes para que ganara la corona que estaba dando vueltas a su alrededor, también debía hacer sacrificio con siete machos cabrios, un chivo, un cerdo, un carnero y su propia ropa con el fin de sobrevivir en una batalla inminente. El hizo el sacrificio pero solo con tres machos cabrios a Eshu.
Mientras tanto, llegó el momento de escoger a un nuevo rey para el pueblo de Odere, que era donde Iroso meyi vivía. El favorito era Ifaalaaye, pero todos los ojos se volvieron hacia un hombre llamado Ogunlana ifa. Ifaalaaye volvió nuevamente a ver a Iroso meyi y le preguntó por qué su nombre no era mencionado ni relacionado con la competencia. Iroso meyi llamo a Ifa y este reveló que Eshu todavía estaba esperando que Ifaalaaye le diera 4 machos cabrios más y que agregara un tambor al sacrificio. Rápidamente el sacrificio fue hecho.
A la noche siguiente, Eshu se levantó y tocó el tambor por todo el pueblo cantando un canto que anunciaba la proximidad de la guerra por lo que los habitantes de Odere se escondieron en sus casas. Esa noche, Ogunlana quien era el candidato favorito para el reinado perdió a su esposa más antigua y a su hijo mayor. La tristeza y la melancolía que le siguió a esto hizo que el perdiera interés en la competencia por el trono. Además había tanta confusión y destrucción en el pueblo que todos los que habían favorecido a Ogunlana en la competencia estaban muertos, afligidos o de luto.
Al llegar el momento de la competencia solo quedaba Ifaalaaye por lo que obtuvo la corona y lo festejó mucho. Fue a darle gracias a Iroso meyi con abundantes regalos y agradecimientos por la adivinación y el sacrificio que por el hicieron.
La última prueba para Iroso meyi.
Ahora Iroso Meyi era un hombre de éxito, respetado igualmente por reyes y comunes. También era muy próspero. Una mañana, uno de los sacerdotes de su casa hizo la adivinación matutina tradicional para él y reveló que debía hacer sacrificio para que su influencia y popularidad no cayeran en un precipicio sin fondo. Se le aconsejó que hiciera sacrificio con una vaca, un macho cabrio, tres almohadillas y tres garrotes. El hizo el sacrificio.
Tres años después de hecho el sacrificio, el rey de la muerte cavó una zanja misteriosa que se extendía desde el cielo hasta la casa donde residían los hijos de Iroso meyi. La divinidad de la tierra (ebora ile en yoruba) le reveló en un sueño que había una tumba sin fondo debajo de su casa que solo podía ser cubierta con una vaca. De inmediato el ofreció la vaca a la tierra. Poco después hubo una epidemia de gripe que arrasó el pueblo. Todos los hijos de Iroso meyi se vieron afectados, pero sobrevivieron sin excepciones. Entonces el se regocijó y vivió hasta una edad avanzada antes de regresar al cielo.