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Baba Ejiogbe o Eyiogbe: los olodus o apóstoles de Orunmila (1)

En diferentes artículos encontrareis las parábolas sobre los trabajos de los dieciséis apóstoles u olodus de Orunmila, tanto en el cielo como al bajar a la tierra. Publicaremos los artículos, siguiendo el orden de los odus de Ifa, empezando por Eyiogbe y acabando por Ofun. Dada la extensión de los trabajos de algunos olodus, los publicaremos en varios artículos.

El trabajo más importante de Ejiogbe en el cielo fue su revelación de cómo la cabeza, que era en si misma una divinidad, llegó a ocupar un lugar permanente en el cuerpo. Originalmente las divinidades fueron creadas sin las cabezas como aparecen hoy, porque la cabeza misma era una divinidad.

 

La cabeza como una divinidad

El awo que hizo adivinación para la cabeza, ori-omo atete ni iron (en adelante llamada ori) se llamaba Amure, quien vivió en el cielo. Orunmila invito a Amure a que hiciera adivinación para él acerca de cómo llegar a tener una fisonomía completa, porque entonces ninguna de ellas (las divinidades) tenía una cabeza. El awo le dijo a Orunmila que frotara ambas palmas en alto y rogara tener una cabeza. Se le dijo que hiciera sacrificio con cuatro nueces de kola, cazuela de barro y esponja de jabón. Se le dijo que guardara las nueces en un lugar sagrado sin partirlas porque un visitante inconsecuente vendría más tarde a hacerlo. Ori (cabeza) también invito a Amure para hacer la adivinación y se le dijo que sirviera a su ángel guardián con cuatro nueces de kola las cuales el no podía costear, aunque se le señaló que sólo comenzaría a prosperar después de realizado el sacrificio. Luego de realizar su propio sacrificio, Orunmila dejó las cuatro nueces de kola en su lugar sagrado de Ifa como se le había dicho que hiciera.

Poco después Eshu anunció en el cielo que Orunmila tenia cuatro bellas nueces de kola en su lugar sagrado y que estaba buscando una divinidad para que las partiera.

Encabezadas por Oggun, todas las divinidades visitaron a Orunmila una tras otra, pero el le dijó a cada una de ellas que no eran lo suficientemente fuertes para partir las nueces de kola. Ellas se sintieron desairadas y se alejaron de él molestas. Hasta el mismo Orishanla (dios, el hijo) visitó a Orunmila, pero éste lo obsequió con distintas y mejores nueces de kola, señalando que las nueces en cuestión no estaban destinadas a ser partidas por él. Como se sabe que dios nunca pierde la paciencia, éste aceptó las nueces de kola frescas que Orunmila le ofrecía y se marchó.

Finalmente, Ori decidió visitar a Orunmila, ya que él era la única divinidad que no había tratado de partir las misteriosas nueces de kola esencialmente cuando ni siquiera podía permitirse comprar aquellas con que se le había requerido servir a su ángel guardián. Entonces se dirigió rodando hasta la casa de Orunmila.

Tan pronto como Orunmila vio a Ori acercarse rodando a su casa, salió a su encuentro e inmediatamente Orunmila cogió la cazuela de agua y uso la esponja y el jabón para secarlo; Orunmila llevó a Ori hasta su lugar sagrado y pidió que partiera las nueces de kola porque desde hacía mucho estas le habían sido reservadas.

Luego de agradecer a Orunmila su honroso gesto, Ori rezó por Orunmila con las nueces de kola para que todo lo que éste hiciera tuviera cumplimiento y manifestación. A continuación Ori utilizo las nueces de kola para orar por él mismo para tener un lugar de residencia permanente y muchos seguidores. Entonces Ori rodó hacia atrás y arremetió contra las nueces de kola y estas se partieron con una ruidosa explosión que se escuchó a todo lo ancho y largo del cielo.

Al escuchar el ruido de la explosión, todas las otras divinidades comprendieron de inmediato que finalmente habían sido partidas las nueces de kola del lugar sagrado de Orunmila y todas sintieron curiosidad por saber quien había logrado partir las nueces que habían desafiado a todos, incluso a dios. Cuando posteriormente Eshu anunció que había sido Ori quien había logrado partirlas, todas las divinidades llegaron al acuerdo de que la cabeza era la divinidad indicada para hacerlo.

Casi inmediatamente después, las manos, los pies, el cuerpo, el estómago, el pecho, el cuello, etc, quienes hasta entonces habían tenido identidad especifica, se reunieron todos y decidieron irse a vivir con la cabeza, no habiendo comprendido antes que esta fuera tan importante. Juntos, todos levantaron a la cabeza sobre ellos y allí, en el lugar sagrado de Orunmila, la cabeza fue coronada como rey del cuerpo. Es a causa del papel desempeñado por Orunmila en su fortuna que la cabeza toca el suelo para demostrar respeto y reverencia a Orunmila hasta el día de hoy. Esta también es la razón de que a pesar de ser la más joven de todas las divinidades, Orunmila sea la más importante de todas ellas.

Para que el hijo de Ejiogbe viva mucho tiempo en la tierra, él debe buscar awos que inteligentemente le preparen un jabón de baño especial en el cráneo de cualquier animal. Ejiogbe es la divinidad patrona de la cabeza, porque fue él en el cielo quien realizó el sacrificio que convirtió a la cabeza en el rey del cuerpo.

Ejiogbe ha resultado ser el más importante olodu o apóstol de Orunmila en la tierra a pesar de que originalmente era uno de los más jóvenes. El pertenece a la segunda generación de los profetas que se ofrecieron para venir a este mundo para mediante el ejemplo, hacerlo un mejor lugar para los que lo habiten. El fue un apóstol de Orunmila muy caritativo, tanto cuando estaba en el cielo como cuando vino a este mundo.

 

Ejiogbe parte hacia la tierra

Mientras tanto, Orishanla ya se encontraba en la tierra y estaba casado con una mujer llamada Afin quien sin él saberlo, no tenía muchos deseos de tener un hijo. Pero Orishanla quería desesperadamente tener un hijo en la tierra. Al mismo tiempo en el cielo, Omonighogbo había ido ante el altar de dios para desear venir a la tierra como el hijo de Afin y Orishanla. El estaba igualmente determinado a mostrar al mundo lo que se necesita para ser benévolo y de noble corazón. Sus deseos fueron concedidos por el padre todopoderoso. Después de tener el permiso de su ángel guardián, el partió hacia la tierra.

 

El nacimiento de Ejiogbe

Entre tanto, Orishanla tenía prohibido el vino de palma, mientras que su esposa Afin tenía prohibida la sal. El embarazo de Afin no alivio del todo la tensión que existía entre la pareja. La mujer se volvió aún más belicosa a medida que su embarazo avanzaba con los meses. Nueve meses después, nació un varón. Poco después del parto, Orishanla se dio cuenta de que no había comida en la casa para alimentar a la madre. Rápidamente partió hacia la granja para recolectar ñames, quimbombó y vegetales. Orishanla se demoró un poco en regresar de la granja, lo cual enfureció a su esposa. Ella comenzó a quejarse de que su esposo la había dejado pasar hambre el mismo día en que había dado a luz y señaló que esto era una confirmación de que él no sentía amor por ella. Ella pensó que era hora de concluir el matrimonio poniendo fin a la vida de su esposo. Sabiendo que Orishanla tenía prohibido el vino de palma, procedió a echarlo en la olla del agua de beber de su esposo. Tan pronto hizo esto, dejó al niño de un día de nacido en la cama y salió a visitar a sus vecinos.

Mientras tanto, Orishanla había regresado de la granja y procedió a preparar comida para su esposa. Mientras el ñame se cocinaba, se dirigió al cuarto a sacar agua con su vasija habitual, una concha de caracol, de la olla de agua envenenada; cuando estaba a punto de beber el agua, su hijo que estaba en la cama le dijo: «padre no tome de esa agua porque mi madre le echó vino de palma». Aunque sorprendido por el hecho de que un niño de un día de nacido pudiera hablar, hizo caso a la advertencia.

Orishanla, sin embargo, terminó la comida pero en un gesto de represalia, le echo sal a la sopa sabiendo de ésta era veneno para su esposa. Luego guardó la comida y se fue de la casa para jugar una partida de ayo con sus amigos. Entre tanto su esposa regresó y se dirigió al sitio donde estaba su comida; cuando iba a comenzar a comer, el hijo habló de nuevo para decirle a ella: «madre, no coma de esa comida porque mi padre le echó sal a la sopa». Casi inmediatamente después haber escuchado al niño, ella se puso histérica y le gritó a los vecinos que vinieran a salvarla de un esposo que estaba tratando de matarla por haberle dado un hijo. Sus gritos atrajeron a espectadores de las casas vecinas.

Poco después se convocó a una reunión de las divinidades en la casa de Orishanla. Este recibió la citación en el lugar donde se encontraba jugando ayo y se mantuvo calmado en todo momento.

Fue Oggun quien presidió la conferencia ya que Orishanla, el presidente tradicional, se encontraba en el banquillo de los acusados en esta ocasión. Oggun invitó a Afín a que dijera lo que había sucedido y ella narró como su esposo había echado sal a su comida lo cual el sabía que le estaba prohibido. Interrogada sobre como supo que se le había echado sal a la sopa y que había sido su esposo el culpable, ella explicó que había sido informada por su hijo de un día de nacido. Las divinidades pensaron que estaba loca porque nadie podía imaginarse como un niño tan pequeño podía hablarle a su madre.

Orishanla fue invitado a defenderse de las acusaciones y contrariamente a lo esperado, confirmó que efectivamente el había echado sal a la sopa de su esposa. Explicó sin embargo, que lo había hecho para castigar una acción similar de ella en su contra, ejecutada con anterioridad ese mismo día. Acusó a su esposa de haberle echado vino de palma al agua de beber, cuando todos incluida ella, sabían que éste le estaba prohibido. Preguntado sobre cómo tenía conocimiento de dicha acción de su esposa, el también explicó que había sido su recién nacido hijo quien le había advertido que no bebiera de esa agua porque su madre le había echado vino de palma.

Todos los ojos se volvieron entonces hacia el niño a quien ya se le consideraba una criatura misteriosa. Sin haber sido preguntado de manera especifica, este brindó los elementos que faltaban al acertijo al decir: eji mogbe mi ogbe enikon, o lo que es lo mismo: que el había venido a la tierra para salvar la vida de sus progenitores y que esta era la razón por la cual les había dado a ambos el aviso que les evitó una mutua destrucción. Consecuentemente, no constituyó una sorpresa el que siete días más tarde al dársele un nombre, sus padres decidieran llamarle Ejiogbe, doble salvación.

 

Es dividido este primer trabajo de Ejiogbe en la tierra de forma tal que cuando el sale en la ceremonia de iniciación en el igbodu, se requiere que todos los materiales del sacrificio sean dobles: 2 chivos, 2 gallinas, 2 caracoles, 2 pescados, 2 ratas, etc. Cuando Ejiogbe sale en el igbodu siempre se echa sal y vino de palma a los materiales de iniciación en conmemoración a los hechos ocurridos el día de su nacimiento.

 

Los trabajos de Ejiogbe en la tierra

El niño prodigio hizo muchas cosas misteriosas cuando crecía, pero su primer gran milagro lo realizó a la edad de quince años cuando su madre lo llevo al único mercado que existía en ese tiempo y en el cual los comerciantes del cielo y de la tierra efectuaban toda clase de negocios, desde la venta de mercancías hasta adivinación. Todo el que tenía cualquier clase de mercancía, habilidad, arte, tecnología, etc. que vender, venía a este mercado para negociar.

 

El milagro en el mercado

En su camino al mercado, el se encontró con una mujer, la detuvo y le dijo que ella tenía un problema. Cuando ella se disponía a hablar él le dijo que no se molestara en hacerlo que el conocía sus problemas mejor que ella misma. Ejiogbe le dijo a la mujer que ella estaba embarazada desde hacia tres años, pero que su embarazo no se había desarrollado. Le dijo que hiciera sacrificio con 16 caracoles, una gallina, una paloma, 5 nueces de kola, serpiente y miel. Le dijo igualmente que usara un macho cabrio, akara (panecillos de frijol) y eko para hacerle el sacrificio a Eshu. La mujer trajo los materiales para el sacrificio y cuando lo hubo realizado Ejiogbe le aseguro que su problema había terminado. Sin embargo, le dijo que después de dar a luz sin problemas, debía traer una pequeña boa, una serpiente de la familia constrictor para ofrecérsela en agradecimiento a Orunmila. Le dijo que agregara caracol y cualquier otra cosa que pudiera. La mujer hizo el sacrificio y siguió su camino.

 

El milagro del lisiado y el ciego

La próxima persona con quien Ejiogbe se encontró en su camino en el mercado fue un lisiado llamado Aro. Al igual que había hecho antes con la mujer embarazada, le dijo a Aro que el tenía un problema, pero el lisiado le respondió que el no tenía ningún problema y que era él (Ejiogbe) quien lo tenía. Ejiogbe saco su uroke (vara de adivinación) y la apuntó en dirección a las manos y piernas del lisiado. De inmediato éste se puso de pie y camino. Fue entonces cuando Aro comprendió que lejos de estar tratando con un muchacho, lo estaba haciendo con un sacerdote. Aro se puso de rodillas para agradecer a Ejiogbe el haberlo curado de una deformidad con la cual había nacido. Sin embargo Ejiogbe le aconsejó que fuera y sirviera a Orunmila, pero que él en el futuro se abstuviera de esconder sus problemas porque entonces no sabría cuando dios daría respuesta a sus plegarias. Ejiogbe señaló que si alguien escondía sus padecimientos estos le llevarían a la tumba.

A continuación, Ejiogbe se encontró con un ciego y le preguntó si tenía problemas, el ciego le respondió que el no tenía problema alguno. Una vez mas Ejiogbe apuntó con su uroke a los ojos del hombre y al instante este recobró la vista. El hombre que se sentía inundado de dicha fue aconsejado por Ejiogbe de que se preparara para convertirse en seguidor de Orunmila con el fin de minimizar sus dificultades con el género humano. Le dijo igualmente que al llegar a su casa sirviera su cabeza con un gallo. Después de esto Ejiogbe llegó al mercado. Ejiogbe realizo los milagros anteriores sin pedir recompensa alguna de los beneficiarios.

 

El resultado de ignorar los consejos de Ejiogbe

En el camino de vuelta a la casa, de regreso del mercado, su madre le dejó atrás. Ejiogbe se encontró con una ardilla a la orilla del camino. El le aconsejó a la ardilla que hiciera sacrificio a Eshu con un macho cabrio para que las palabras pronunciadas por su boca no le ocasionaran la destrucción. La ardilla respondió que si el hombre joven deseaba carne para comer, no la iba a obtener de ella.

Muy cerca, él también vio a la boa. Le dijo a la boa que la muerte estaba rondando y que le llegaría mediante un vecino locuaz. Para evitar la calamidad, le aconsejó a la serpiente que sirviera su cabeza en un lugar secreto con un caracol. No debía permitir que ninguna persona repitiera amén después de sus plegarias cuando sirviera su cabeza.

Finalmente se encontró con el bosque espeso y le aconsejó que ofreciera sacrificio a Eshu para evitar problemas sin garantía. También se encontró con la palma a quien aconsejó que ofreciera un macho cabrio a Eshu para que los problemas de otros no le rompieran el cuello. La palma hizo el sacrificio sin demora, el bosque no lo hizo.

Después de esto Ejiogbe se fue para su casa, el viaje de ida y vuelta al mercado dura normalmente alrededor de tres meses. Tan pronto como llegó a casa recibió el mensaje de que la mujer con quien se había encontrado en el camino hacia el mercado estaba de parto. Rápidamente corrió hacia la casa de esta y ella parió con la ayuda del uso de un encantamiento que la tradición de Ifa no permite sea reproducido aquí. Ese es uno de los encantamientos con los que los sacerdotes de Ifa ayudan a parir a las mujeres embarazadas hasta estos días. Ella tuvo un varón. Tan pronto como la mujer pudo descansar en el lecho, el esposo tomo su bumerang de casa y partió hacia el bosque en busca de la boa al igual que de la carne para alimentar a su mujer. Cuando la boa se enteró que la mujer que había estado embarazada durante tres años había tenido un hijo, comprendió que el esposo pronto vendría en su busca tal como se lo Ejiogbe. Más bien sorprendida corrió hacia la casa de iyo (la parte mas espesa del bosque) para servir allí su cabeza en privado. Iyo le dio permiso para servir su cabeza en su casa.

Tan pronto como la boa se sentó a orar por su cabeza, la ardilla entro en la casa de iyo. Mientras la boa decía sus oraciones, la ardilla repetía ashé (amén). La boa respondió alterada a la ardilla que ella no necesitaba el ashé de nadie para sus oraciones; entonces se adentró más en el bosque. Al mismo tiempo la ardilla cambio su tonada y comenzó a cantar.

En este punto, el hombre con el bumerang, que se encontraba buscando a la boa, escucho a la ardilla gritar y comenzó a rastrear su posición. Como la ardilla continuaba gritando histéricamente, la boa le disparó y acabó con su vida. El hombre entonces cortó una vara ahorquillada para abrir el espeso bosque (iyo). Mientras cortaba y limpiaba el bosque, vio a la boa en el suelo y también acabó con su vida. Al mismo tiempo vio al lado de la boa a la ardilla sin vida y al caracol con el cual la boa iba a servir su cabeza. El lo recogió todo y partió hacia su casa.

La espesa hierba que el cazador cortó con una vara ahorquillada se hallaba en el cuerpo de una alta palma, la cual se alegró y respiró nueva vida tan pronto fueron cortados los arbustos que impedían que el aire fresco llegara a su cuerpo. Esto se debe a que la palma fue la única que hizo sacrificio en el momento adecuado. Hasta ese día es la boa la que le hace perder la vida a la ardilla; es también la ardilla quien le dice a la gente donde se esconde la boa e invariablemente atrae la muerte sobre esta.

 

Esto explica también porque la aparición de Ejiogbe para un hombre alto de tez oscura en igbodun significa prosperidad asegurada para la persona, debido a la alta talla de la palma quien por si sola hizo sacrificio. Si por otro lado, le sale a un hombre pequeño de tez clara, este no triunfará en la vida a no ser que haga sacrificio. Esa es la significación del hecho de que el pequeño pero oscuro iyo, (el bosque espeso) la ardilla y la boa de colores claros no hicieran los sacrificios prescritos.

 

Como Ejiogbe sobrevivió la ira de los mayores

La benevolencia del joven Ejiogbe lo hizo tan popular que su casa estaba siempre llena de visitantes de día y de noche. El curó a los enfermos, hizo sacrificios para los que eran mendigos de manera que se convirtieran en ricos; ayudó a las mujeres infecundas a tener hijos y ayudó a parir a todas las embarazadas que solicitaron su ayuda. Estas actividades le ganaron la admiración de los beneficiarios, pero le adjudicaron la honestidad de los awos de más edad quienes no podían comparársele en altruismo y benevolencia. Muy pronto el se inquietó y una noche tuvo un sueño en el que su ángel guardián le decía que alguno de los mayores estaba conspirando en su contra. Cuando se despertó a la mañana siguiente, estaba tan confuso que decidió ir por adivinación.

 

Como Ejiogbe obtuvo tranquilidad de espíritu

El fue por adivinación a los sacerdotes de Ifa siguientes. Ellos le aconsejaron que hiciera sacrificio a su Ifa con una cesta de caracoles. Como él ni siquiera tenía dinero para comprar caracoles, todos aquellos a quien previamente había ayudado le trajeron todo lo que necesitaba. Los caracoles fueron partidos y el líquido de su interior fue recolectado. Los awoses recogieron hojas de ero, las machacaron con el líquido de los caracoles para que Ejiogbe se bañara con el preparado. Después del sacrificio el comenzó a vivir una vida pacífica. Es por esto que cuando Ejiogbe aparece durante la adivinación, a la persona se le aconseja que ofrezca caracoles a su Ifa. Cuando sale en igbodun, el chivo para la ceremonia no se deberá ofrecer hasta 5 días mas tarde. Lo que se debe ofrecer en ese día de igboddun es caracoles, rata seca y pescado seco.