Categorías
Santeria

Novena a la Virgen de la Caridad del Cobre (Oshun)

virgen caridad cobre2 Esta novena se empieza el 30 de agosto y se acaba el 7 de septiembre, víspera del día de la Virgen de la Caridad del Cobre.

Empezamos con un acto de contrición :

 Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos,
 que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
 por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego 
a Santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos 
y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mi ante Dios, nuestro Señor

Oración para todos los días
:

Acordaos, ¡Oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído
 decir que ninguno de los que haya acudido a vos, implorado vuestra
 asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de vos.
 Animado con esta confianza, a vos también acudo, ¡Oh Virgen, Madre
 de las vírgenes!, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados
 me atrevo a comparecer ante vuestra Santísima presencia soberana.
 No desechéis Oh purísima Madre de Dios mis humildes súplicas,
 antes bien, escuchadlas favorablemente. Así sea.

Oracion para primer día  (30 de agosto)

 ¡Dios te salve! ¡Cuánto se alegra mi alma, amantísima Virgen,
con los dulces recuerdos que en mí despierta esta salutación! Llena de júbilo mi corazón al pronunciar el Ave María, para 
acompañar el gozo que llenó tu espíritu al escucharla de boca 
del Ángel, congratulándose así de la elección que de ti hizo
 el Omnipotente para darnos al Señor.

Aquí se pide el favor que se solicita

Oración final para recitar todos los días:

Oh, Señora mía, Oh Madre mía, yo me entrego del todo a ti y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis ojos,
 mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser.
 Ya que soy tuyo, Oh Madre de piedad, guárdame y defiéndeme
 como cosa y posesión tuya. Amén.

Oración para el segundo día  (31 de agosto)


¡María, nombre santo! Dígnate, amabilísima Madre, sellar
 con tu nombre el memorial de nuestras súplicas, dándonos
 el consuelo de que tu Hijo, Jesús, las atienda benignamente para 
alcanzar pleno convencimiento en la práctica de nuestros deberes
 religiosos,  sólida confirmación en las virtudes cristianas y 
continuas ansias de nuestra eterna salvación.

Oración para el tercer día  (1 de septiembre)

Llena de gracia, ¡Oh dulce Madre! Dios te salve, María, sagrario 
riquísimo en que descansó corporalmente la plenitud de la Divinidad:
 a tus pies nos presentamos hoy para que la gracia de Dios se difunda
 abundantemente en nuestras pobres almas, las purifique,
 las engrandezca y cada día aumente más en ellas el verdadero amor 
a Dios y a nuestros hermanos.

Oración para el cuarto día  (2 de septiembre)

El Señor es contigo: ¡Oh Santísima Virgen! Aquel inmenso Señor, 
que por su esencia está en todas las cosas, está en ti y contigo 
de un modo muy superior. Madre mía, venga por ti a nosotros.
 Pero ¿cómo ha de venir a un corazón lleno de tanta suciedad.
 aquel Señor que para hacerte habitación suya quiso, con tal prodigio,
 que no perdieses, siendo madre, tu virginidad? ¡Oh muera en nosotros 
toda impureza!

Oración para el quinto día  (3 de septiembre)



Bendita tú eres entre todas las mujeres. Tú eres, oh Santísima Virgen
 María, la gloria de Jerusalén, tú eres la alegría de Israel, tú eres
 el honor de nuestro pueblo. Si por una mujer, Eva, tantas lágrimas 
se derramó en el mundo, por ti nos llegó la redención. Por esto,
 tú serás siempre bendita. Alcánzanos una fe viva y operante para
 considerar e imitar las grandes obras que en ti y por ti obró Dios.

Oración para el sexto día  (4 de septiembre)

Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Deploramos grandemente,
 purísima Virgen y amantísima Madre, que hayamos cometido tantos
 pecados, sabiendo que ellos hicieron morir en tu cruz a tu Hijo.
 Sea el fruto de nuestra oración, que no cesamos de llorarlos hasta 
poder bendecir eternamente a Jesús, fruto bendito de tu vientre 
virginal.

Oración para el séptimo día  (5 de septiembre)

Santa María, Madre de Dios. Tu mayor título de grandeza, tu mayor 
dignidad, oh María es haber sido elegida para Madre de Jesucristo,
 Hijo de Dios. De esta elección divina proceden todas tus gracias y
 prerrogativas. No olvides nunca que también fuiste designada por tu
 Divino Hijo, al pie de la cruz, como Madre espiritual nuestra.
 Que nunca nos falten fuerzas para mostrarnos como dignos hijos tuyos.

Oración para el octavo día  (6 de septiembre)

Ruega por nosotros, pecadores. En ti Virgen María, como en alcázar
 nos refugiamos. Aunque el vértigo de la vida y los enemigos del alma 
nos hayan despojado o puedan despojarnos de las preciosas vestiduras
 de la gracia, alejándonos de ti y de tu amado Hijo, nunca nos cierres
 las puertas del Sagrado Corazón.

Oración para el noveno día  (7 de septiembre)


Ahora y en la hora de nuestra muerte. Siempre estamos expuestos 
a perder la gracia de Dios y condenarnos. Haced, Santísima Virgen 
María, que por vuestra intercesión nunca perdamos el favor de Dios;
 que en esta difícil lucha por la vida encontremos en ti la protección 
maternal que tanto necesitamos y una Abogada en la hora de nuestra
 muerte.